
19 Sep AGILIDAD VS RAPIDEZ
Por: Mario Serracín
En el ámbito deportivo se dice que la velocidad es el resultado de la aplicación de una fuerza explosiva a un movimiento específico o técnica. En cambio, la agilidad, es la habilidad que le permite a los individuos desacelerar con rapidez y eficiencia, cambiar de dirección y acelerar rápidamente, en un esfuerzo por reaccionar de manera apropiada a las señales relevantes de la actividad.
Para entrar en contexto, sabemos que, tanto en nuestra vida personal como en la profesional, al definir una nueva meta u objetivo, definimos el alcance o los pasos a seguir, el tiempo que nos va a tomar lograrlo y el presupuesto o costo de este proyecto. Y por supuesto, el reto es llegar a cumplir el alcance en el menor tiempo y presupuesto posible. Esto suena muy bien en la teoría, pero en la práctica somos conscientes que casi todo proyecto sufre cambios durante su desarrollo, surgen nuevas necesidades o puntos de vista por parte de los sponsors o stakeholders de los proyectos; incluso al llegar a la etapa de evaluación posterior del proyecto, comprendemos que el levantamiento de requerimientos no fue el correcto o que el liderazgo o la comunicación entre el equipo no fue la adecuada.
Estamos en un momento clave para empezar a ver el mundo desde una nueva perspectiva, una nueva óptica donde lo único constante es el cambio. Las empresas cambian, la gente cambia, las necesidades cambian, y como vimos durante este año 2020, el mundo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos, por lo cual, el nuevo reto de nuestros líderes o gestores de proyectos no es tener proyectos que cumplan el tiempo, costo y alcance definido, sino ser lo suficientemente ágiles, contar con un equipo autónomo, empoderado y comprometido con sus resultados para poder dar respuesta a las necesidades de las áreas de negocio e innovación.
Hablemos de algunos de los beneficios de la adopción de una cultura ágil:
- Empleados motivados redundan en mejores resultados.
- Aumenta la autonomía, la comunicación y la transparencia entre el equipo.
- Se reducen los riesgos de incremento de costos y tiempo debido a las reuniones de revisión.
- Se puede realizar el trabajo en equipo en tiempos óptimos debido a que no se emplean jerarquías formales.
- Se permite una mejor experiencia del cliente por medio de una retroalimentación rápida.
- Se pueden entregar productos y servicios de calidad durante los sprints con rápida respuesta a los cambios.
- Se aportan entregables de valor por el conocimiento directo de la necesidad y de los clientes.
En conclusión, no es lo mismo agilidad que rapidez.
Ser rápido es llegar a la meta, no importa cómo ni a costa de qué, si se hace en el menor tiempo posible; en cambio ser ágil te permite cuantificar tu rendimiento en base a la velocidad, calidad y respuesta a los cambios durante tus proyectos o ejecución de tus objetivos.
Y cómo dice nuestro amigo Darwin: “Las especies que sobreviven no son las más fuertes ni las más inteligentes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”.